Considerado la "Maravilla del Oeste", el Monte Saint-Michel se encuentra enclavado en un paraje excepcional, rodeado por la arena movediza y las mareas que suben a la velocidad de un caballo al galope. El pueblo medieval construido sobre la isla está coronado por una hermosa abadía fortificada dedicada a San Miguel Arcángel. Todo el sitio está clasificado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y no ha cambiado mucho desde la Edad Media.
Los monjes benedictinos comenzaron a construir una abadía aquí en el siglo X. La heroica resistencia del Monte a los ataques ingleses durante la Guerra de los Cien Años lo convirtió en un símbolo de la identidad nacional francesa. Los monjes abandonaron la abadía en 1790, y fue declarada monumento histórico en 1874. Todo el sitio ha recuperado su antiguo esplendor gracias a las continuas obras de restauración. Descubrirá el claustro, los jardines y una impresionante vista de la bahía.