Sin duda, el Palacio de Pilatos es un referente de la Semana Santa sevillana. Un palacio que quería competir con el Alcázar, no sólo en belleza sino también en potencia. Según la leyenda, Don Fadrique, uno de los propietarios del palacio, en el siglo XVI, tras viajar a Tierra Santa se dio cuenta de que la distancia desde el palacio de sus padres hasta la Cruz del Campo era exactamente la misma que la que había desde el Palacio de Pilato en Jerusalén hasta la montaña del Gólgota. Como era un creyente muy firme, pensó que no podía ser casualidad, e inició un Vía Crucis con las diferentes Estaciones para llegar a la Cruz. En el palacio descubrirás increíbles colecciones de arte, azulejos de cerámica y maravillosos jardines.
Luego continuarás hacia el distrito de la Alfalfa, con intrincadas calles estrechas en lo que alguna vez fue la Medina. Llegarás a la iglesia del Salvador, desde donde varias Cofradías inician las procesiones durante la Semana Santa. Es la segunda iglesia más grande de la ciudad. Fue construida sobre los restos de la antigua Mezquita, de hecho aún se puede admirar su minarete del siglo XII. Las obras de arte como El Cristo de la Pasión o el Cristo del Amor de Juan de Mesa y Martínez Montañez te conmoverán de alguna manera.